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El ser humano pasa la primera mitad de su vida arruinando la salud y la otra mitad intentando restablecerla. Joseph Leonard
EditarLa Energía Vital del organismo se reparte en los tres grandes sistemas que mantienen la vida: Nutrición, Eliminación y Relación. También se necesita energía para el Crecimiento y la Reproducción, siendo estas dos últimas funciones importantes en ciertos momentos de nuestra vida, como son la etapa de crecimiento y formación del cuerpo y la etapa reproductiva, respectivamente. Junto a la eliminación se necesita energía en la Regeneración de las zonas alteradas o enfermas
1.- EL SISTEMA DE NUTRICIÓN
El sistema de Nutrición necesita energía para la digestión y asimilación de los alimentos ingeridos. Tenemos que tener en cuenta que en dicho proceso no interviene solamente el aparato digestivo: el estómago y el intestino, el hígado y el páncreas, ya que el último proceso de asimilación se lleva a cabo en el interior de cada una de las células de nuestro cuerpo. Todas y cada una de las células del organismo intervienen en el trabajo de asimilación de las sustancias nutritivas.
Forma también parte de este sistema la Respiración, mediante la cual nos «alimentamos» del oxígeno y de la energía del aire, así como también la Circulación Sanguínea que aporta las sustancias nutritivas y el oxígeno necesario para las células.
No nos olvidemos tampoco del aporte nutritivo que recibimos del sol y del contacto con la naturaleza.
2.- EL SISTEMA DE RELACIÓN
El sistema de relación es el conjunto de órganos encargados de ponernos en contacto con el mundo exterior (el mundo físico y la naturaleza) y con los demás seres humanos. Está dirigido en gran parte por la voluntad consciente, aunque el inconsciente, o la “sombra”, en palabras de C.G. Jung, reconocido psicoanalista y discípulo de Freud, aquellos impulsos y formas de carácter que no aceptamos de nosotros mismos, “tiñen” nuestro estar en el mundo.
Cuando nos movemos, hacemos ejercicio, pensamos, percibimos el mundo con los sentidos, vivimos nuestros sentimientos y emociones, nos comunicamos, hablamos, realizamos un trabajo intelectual, manual o físico, nuestro organismo lleva gran parte de su Energía Vital hacia la función de Relación y sus órganos: Músculos y Huesos, Cerebro, Sistema Nervioso, Los Órganos de los Sentidos y del Lenguaje.
3.- EL SISTEMA DE ELIMINACIÓN
El tercer gran sistema que necesita un aporte de Energía Vital es el sistema de Eliminación; formado por los órganos de eliminación: Riñones, Pulmones, Aparato Digestivo y Piel. La función de eliminación es una actividad fundamental para el mantenimiento de una buena salud. El cuerpo humano no está sano si sus células mantienen una gran cantidad de sustancias de desecho y tóxicas.
Tanto para el Sistema de Nutrición como para el de Eliminación es necesario el buen funcionamiento del Sistema Circulatorio (arterias, venas…).
A la par del trabajo de eliminación se efectúa el de regeneración (reparación) de las zonas afectadas por la intoxicación y la falta de energía, consecuencia de una forma de vida desequilibrada y con poco contacto sano con los cuatro elementos de la Naturaleza y los demás seres humanos.
Durante el día gastamos nuestras energías y por la noche las recuperamos. Mientras descansamos por la noche nuestro cuerpo elimina las sustancias tóxicas acumuladas y las originadas por el metabolismo normal del organismo (urea, ácido úrico, colesterol…), igualmente renueva sus tejidos y realiza una “puesta a punto” de sus órganos.
Especialmente por la mañana, tras el descanso de la noche, hay un aumento de la eliminación. Tenemos la boca seca, la lengua blanca, la primera orina expulsada es más oscura y olorosa, tose la persona fumadora y elimina más flemas al levantarse.
El “ayuno” que realizamos al mantenernos varias horas sin comer facilita estos procesos de eliminación, “limpieza”, regeneración. Cuando no ingerimos alimentos, el cuerpo vive de sus propias reservas, no gasta energía en la digestión y asimilación de las sustancias nutritivas ingeridas, y toda esa energía “ahorrada” se utiliza en la eliminación de tóxicos y en la “reparación” de las zonas alteradas y enfermas.
REPARTO NORMAL DE LA ENERGÍA.
Cuando la energía se reparte de forma equilibrada entre estos tres grandes sistemas, estamos hablando tener energía vital, salud, bienestar y por tanto la felicidad . Además de estos tres sistemas: NUTRICIÓN, RELACIÓN Y ELIMINACIÓN, la energía se necesita para el CRECIMIENTO, la REPRODUCCIÓN Y la REGENERACIÓN CELULAR.
Reparto normal y equilibrado de la energía (Fig 2)
CUANDO LA ENERGÍA SE CENTRA EN EL SISTEMA DE NUTRICIÓN
Cuando comemos, mucha parte de la energía y sangre de nuestro cuerpo se acumula en los órganos digestivos. Mientras los elementos nutritivos se digieren y asimilan, las otras actividades del cuerpo y de la mente se llevan a cabo más lentamente. Tras una gran comilona no tenemos ganas de movernos, de trabajar o de realizar ninguna actividad mental, tenemos además una especie de somnolencia (modorra), que nos indica que la sangre se ha retirado de los músculos y del cerebro, del sistema de relación.
La persona que come en exceso, que consume alimentos no adecuados: refinados, industrializados o de origen animal, bebe el agua «potable» de las ciudades, respira el aire contaminado por los humos, bebe alcohol, fuma… derrocha mucha energía en el Sistema de Nutrición, necesaria para contrarrestar estas sustancias nocivas. Cuando la energía se desvía hacia la nutrición hay menos para cumplir las funciones de eliminación y relación.
Es decir, la energía desviada hacia el sistema digestivo y nutritivo provoca un descenso de la energía en el sistema de relación (músculos, cerebro, sentidos, lenguaje). Nos sentimos sin ganas de movernos, ni de pensar, con ganas de dormir, no tenemos energía para percibir el mundo con los sentidos, ni tampoco ganas de hablar. Hay, en una palabra, una interiorización de la energía en el aparato digestivo y en la nutrición en su conjunto para que la digestión y la nutrición tengan lugar en óptimas condiciones.
Una parte del cuerpo (músculos, huesos, sistema del lenguaje, sentidos) y el cerebro, ceden su fuerza para que ella se concentre en el Aparato Digestivo.
Como hemos dicho antes, el sistema circulatorio toma parte también del sistema nutritivo. Tras la comida aumenta el trabajo de este sistema que refleja en una aumento de las pulsaciones durante la digestión.
De la misma manera cuando comemos mucho, la energía se retira también del sistema de eliminación, de los órganos encargados de la eliminación de sustancias de desecho y tóxicas: los riñones que eliminan por la orina; el aparato digestivo y el hígado que eliminan por el intestino y por la bilis; el pulmón que hace lo suyo por el aire exhalado; y la piel que desintoxica por la transpiración y el sudor. De este modo el Sistema de Eliminación cede su energía para que se dirija también hacia el abdomen.
Una gran comilona no solo desvía la sangre y la energía de los órganos de relación, sino también de los órganos de eliminación, disminuyendo así la eliminación de las sustancias de desecho y tóxicas. Con cierta frecuencia, algunas de las llamadas enfermedades agudas, que no son más que un proceso de eliminación o “limpieza”, o sus síntomas desaparecen cuando comemos, para volver con más fuerza una vez realizada la digestión.
Muchos síntomas de eliminación (de «enfermedad») pueden desaparecer de esta forma temporalmente tras una comida abundante y de difícil digestión.
Nos equivocamos si pensamos que la persona enferma debe comer mucho. Los niños y los animales cuando están enfermos, por su propio instinto, dejan de comer.
Resumiendo: cuando la energía se centra en exceso en la digestión y asimilación de los alimentos, no hay energía suficiente para el sistema de relación y tampoco para el de eliminación. Después de una gran comilona no tenemos ganas de movernos, ni ganas de pensar, además nos entran ganas de descansar y dormir. Todos estos síntomas nos indican que la energía se retira del sistema de relación para poder hacer la digestión de unos alimentos muy pesados y difíciles de digerir. Igualmente cuando comemos en exceso la energía se retira temporalmente del sistema de eliminación. Como consecuencia de dicha retirada de la energía de los órganos de eliminación puede hacer descender durante unas pocas horas los signos de eliminación, especialmente cuando la persona se encuentra en plena Crisis de Desintoxicación (catarro, gripe, bronquitis…). Al comer disminuyen los síntomas pero se retrasa la curación y el proceso de recuperación.
Cuando la energía se centra en el sistema de Nutrición (Fig 3)
Fig. 2. Cuando la energía se centra excesivamente en la Nutrición, por exceso de comida o alimentos no adecuados, la Relación y la Eliminación se encuentran bajo mínimos de energía.
CUANDO LA ENERGIA SE CENTRA EN EL SISTEMA DE RELACIÓN
Cuando la persona trabaja en exceso y tiene una ocupación no grata, sufre muchas preocupaciones y tensiones nerviosas, vive en la ciudad rodeada de ruidos y luces artificiales, pasa muchas horas muertas delante de la televisión, mantiene de forma continua pensamientos negativos, le invade la desgana y la depresión, le preocupa el incierto futuro, lucha continuamente compitiendo con los demás… La Energía Vital asume ese gasto extra, pero una vez alcanzado cierto nivel deberá «robar» energía de los sistemas de Eliminación y Nutrición. En consecuencia se ven frenadas las funciones de estos dos sistemas.
La disminución brusca o crónica de la energía en el sistema de eliminación, da lugar a que los órganos de eliminación (riñones, pulmones, aparato digestivo, piel) no puedan cumplir bien su trabajo. Las sustancias de desecho y las tóxicas no se eliminan en condiciones, se acumulan en el cuerpo dando lugar a su “intoxicación”. La intoxicación orgánica de nuestras células, tejidos y órganos, es causa directa de enfermedad, se manifieste de forma aguda o crónica.
Un ejemplo extremo de una gran centralización de la energía en el sistema de Relación ocurre cuando estamos comiendo o recién hemos comido y nos dan una mala noticia. Un susto así da lugar a una disminución de la energía en el sistema de Eliminación y también en el sistema Nutritivo, ya que la energía se centraliza en el sistema de Relación para afrontar ese momento de crisis.
Una crisis emocional o psicológica de tales características hace que la energía se retire bruscamente del Sistema de Nutrición dando lugar a un corte de digestión que con frecuencia se acompaña de náuseas, vómitos o diarreas que tienen la finalidad de liberar al aparato digestivo de los elementos nutritivos ingeridos. Una vez liberado el aparato digestivo de su contenido, toda la energía está libre para afrontar y contrarrestar los efectos de la crisis.
Cuando la energía se centra en el sistema de Relación (Fig 4)
CUANDO LA ENERGÍA SE CENTRA EN EL SISTEMA DE ELIMINACIÓN.
Esto ocurre en las crisis de desintoxicación o durante la enfermedad crónica.
Llamamos Crisis de Desintoxicación a las enfermedades agudas que tienen como misión primordial la de descargar al cuerpo de sustancias de desecho y tóxicas. El catarro o la gripe se encuadran dentro de dichas crisis desintoxicativas. Las flemas, los mucosidad de la nariz, la orina oscura, el sudor, la fiebre…indican este esfuerzo del cuerpo por “limpiarse”.
Durante la crisis de desintoxicación la Energía Vital del organismo se concentra en el sistema de Eliminación para que las sustancias de desecho y tóxicas puedan ser expulsadas.
En consecuencia, y durante las crisis a las que llamamos enfermedad, hay una falta de energía en los sistemas de Nutrición y de Relación. Como resultado de ellos, y con mucha frecuencia, en las crisis de desintoxicación o enfermedad aguda se quitan las ganas de comer y las ganas de moverse o de pensar. Especialmente esto ocurre cuando la crisis de desintoxicación se acompaña de fiebre. En los niños pequeños la fiebre se acompaña de falta de apetito y de falta de ganas de moverse y jugar.
Cuando la energía se centra en el sistema de Eliminación (Fig 5)
TAMBIÉN PUEDE OCURRIR QUE HAYA UNA FALTA DE ENERGÍA EN LOS TRES GRANDES SISTEMAS DEL ORGANISMO VIVO
FALTA DE ENERGÍA EN EL SISTEMA DE NUTRICIÓN
La falta de energía en el Sistema de Nutrición que acompaña frecuentemente a las crisis desintoxicativas, produce la aparición de ciertos síntomas, como son: la falta de apetito, estreñimiento, diarrea. El aparato digestivo “cede” parte de su energía para que la eliminación sea lo más eficaz posible. Casi la totalidad de Energía trabaja en la eliminación, y el aparato digestivo ha cedido la mayor parte de su energía para que los órganos de eliminación cumplan de la mejor manera posible su trabajo.
Esta situación es frecuente en los niños ya que su instinto no está “alterado” como en las personas adultas y en consecuencia pierden rápidamente el apetito ante la enfermedad. Cuando un niño está enfermo no tiene ganas de comer, su cuerpo esta “cerrado por limpieza y renovación”.
FALTA DE ENERGÍA EN EL SISTEMA DE RELACIÓN
La falta de energía en el sistema de Relación que tiene lugar en la enfermedad aguda, cuando dicha energía se concentra en la Eliminación, explica la aparición de fatiga, cansancio, mareos, piernas frías (debido al descenso de la energía muscular y nerviosa); la cabeza embotada y las pocas ganas de pensar (retirada de la energía mental). La persona está emocionalmente más sensible y pide muchos cuidados y «mimos»; explica también el aumento de la sensibilidad y las molestias ocasionadas por los ruidos y las luces fuertes (retroceso de la energía de los órganos de los sentidos) y la sensación de frío general.
En la Enfermedad Crónica la energía se concentra también en mayor o menor grado en el sistema de Eliminación apareciendo los mismos síntomas, aunque normalmente menos intensos pero más duraderos.
FALTA DE ENERGÍA EN EL SISTEMA DE ELIMINACIÓN
La falta de energía en el sistema de Relación, trae como consecuencia que el organismo no tenga eenrgía suficiente para eliminar las sustancias de desecho y tóxicas. Dichas sustancias se van acumulando en el organismo sin que este sea sensible a la intoxicación y por lo tanto no reaccione contra ella. La persona que tiene poca energía en los órganos de eliminación, va dejando de tener Crisis de Desintoxicación (catarros, vómitos, diarrea, orina oscura, flemas…) y aparecen al contrario las enfermedades crónicas y luego las degenerativas. En estas enfermedades disminuye “escandalosamente” la capacidad de autocuración y autorregulación del organismo vivo. La persona va enfermando gravemente sin que el “cuerpo” o la mente se den cuenta de ello y tampoco reacciona para curarlo. La persona va muriendo poco a poco. O lo que es peor: “Muchas personas mueren a los 40 y les entierran a los 80”.
CRECIMIENTO Y REPRODUCCIÓN
La excesiva y prolongada centralización de la energía en el sistema de Eliminación puede provocar la disminución o la falta de dicha energía en el crecimiento y la reproducción. Cuando el cuerpo se encuentra demasiado atareado en eliminar las sustancias tóxicas que ingerimos y las que se generan por nuestra forma de vida estresante y competitivo, no hay energía suficiente para que el crecimiento (en el niño) y la reproducción (en los adultos) pueda llevarse a cabo de forma satisfactoria.
Aparecen de esta manera los problemas de crecimiento en el niño pequeño. Puede ocurrir también una formación anormal del feto y sus órganos, una malformación. No olvidemos que la herencia genética incumbe en un cincuenta por ciento al hombre y la salud de sus futuros hijos depende también de su salud y sus cuidados.
Del mismo modo la falta de energía para los procesos de reproducción puede hacer que tanto el hombre como la mujer se vuelvan estériles. Algo muy frecuente en los tiempos actuales.
LA INTELIGENCIA INTERNA Y EL INSTINTO DEL CUERPO
La inteligencia interna y el instinto del cuerpo dirigen el reparto de energía en el organismo. Hacen aumentar una función, en el caso de la persona enferma la desintoxicación y la curación, a cambio de la disminución de las demás actividades normales (digestión, relación, crecimiento y reproducción). Hay una interiorización de la Energía y junto con ella se interioriza también la sangre hacia los órganos de eliminación y las zonas más dañadas y enfermas. El frío que acompaña con frecuencia a la enfermedad, indica la interiorización de la energía y la sangre desde las zonas más periféricas hacia los órganos centrales y más vitales.
En conclusión, la inteligencia interna y el instinto del cuerpo sonlos que en último lugarenvían y equilibran la energía entre los diferentes sistemas del cuerpo dependiendo del momento, las circunstancias y la edad de la persona.
Fuente: Dr. Karmelo Bizkarra
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